¿Alguna vez has pensado en si somos un cuerpo con un espíritu, o un espíritu con un cuerpo?
La respuesta que le puedas dar a esta pregunta va a depender
del sistema de creencias e informaciones que tengas.
Tal vez creas que nuestra
personalidad va a depender solo y exclusivamente de las experiencias que hayas
adquirido a lo largo de la vida, o que solo somos una materia orgánica que
evolucionó a lo largo de millones de años hasta llegar a tener esta compleja
red de células altamente organizadas que nos permite relacionarnos con el ambiente que nos rodea y con las otras formas de vida que habitan este planeta que por casualidad se encuentra a la distancia correcta del sol que le permite tener características que nos han permitido la oportunidad de adaptarnos y prosperar
aquí.
Pero volviendo a la pregunta inicial, si dudas de la existencia del espíritu, píensas que tu personalidad solo es el producto de unas complejas interrelaciones neuronales cuya forma de reaccionar generan las ideas que hoy pasan por tu cerebro. Que solo tienes un cuerpo y una mente, sin ningún elemento etéreo ya que las ideas, recuerdos y emociones no son más que el producto de desconocidas reacciones bioquímicas en nuestro cerebro.
O puedas creer que eres de alguna manera, un ser inmaterial
que vino a este mundo a cumplir algún propósito específico y para ello fuiste
dotado de un cuerpo, personalidad, talentos y dones que te permitan
la consecución de tus objetivos, siendo o no consciente de todo esto.
Lo cierto es que la manera en que te veas a ti mismo será
determinante para lo que hagas en el relativamente poco tiempo que vivas
girando alrededor de esta estrella que llamamos sol.
Pero hay algo que nadie puede dudar, y es que existe una muy estrecha relación entre estos tres elementos: el cuerpo, la mente y el espíritu (o por lo menos entre los dos primeros, si es que dudas del último componente).
Así vemos como la forma en que vemos el ambiente que nos
rodea (paisaje, clima, sonidos, etc.) puede influir en nuestra mente generando
sentimientos, pensamientos, estados de felicidad, agrado o desagrado, alegría,
tristeza o enojo. Es así como lo material influye en la mente, en el alma.
Igualmente, pensamientos de enojo, depresión o recuerdos
dolorosos, entre otros puede influir sobre nuestro cuerpo ocasionando dolor de
cabeza o estomacal, acelerar nuestro ritmo cardíaco, subir la tensión arterial,
disminuir nuestro sistema inmunológico, permitiéndonos ser presas fáciles de
virus, bacterias, hongos, o hasta generar alguna enfermedad autoinmune o un cáncer en cualquier parte de
nuestro organismo.
Entonces, lo inmaterial también afecta lo material.
¿Y qué pasa con el espíritu?
¡Me alegra que me lo hayas
preguntado! El espíritu es esa energía vital que poseemos, nos mantiene vivos y
nos permite interactuar con la mente y el cuerpo, con el ambiente y con los
otros seres vivos del planeta. Es lo que nos mantiene conectado con la Divinidad, con el Origen de todo lo que es o existe.
Una de las leyes fundamentales de la energía es que esta
no se crea ni se destruye, solo se transforma. Es lo que se conoce como la
Primera Ley de la Termodinámica, o “Ley de la Conservación de la Energía”.
Pero nos han enseñado que todo ser vivo nace, crece, se desarrolla y muere,
¿eso no es contradictorio? Pues no, porque esta premisa solo se aplica a la
parte orgánica de nosotros: el cuerpo, el cual con todas las células,
tejidos y órganos que lo conforman tiene un tiempo finito. Se desarrolla, alcanza su máximo nivel y luego se va deteriorando progresivamente, hasta dejar de funcionar definitivamente.
La parte intangible, etérea, incorpórea, la energía vital que es la mente (o alma) y el espíritu no perecen, solo se transforman. ¿En qué se transforman? ¿A
dónde van? Lo más probable es que tú ya tengas una explicación personal a ello.
Yo también tengo la mía, y en sucesivos artículos podremos ir conversando sobre ello.
¿Qué podemos hacer para mejorar la salud de cada uno de estos elementos?
Mejorar la salud del cuerpo, de la mente y del espíritu es la razón de ser de cada uno de los artículos que formarán parte de este
blog, lo cual, como se dice al principio, es muy importante mantener el equilibrio entre ellos.
Te invito a estar atento o atenta de las siguientes informaciones donde ahondaremos un poco mas en estos temas.
Escríbeme tus comentarios sobre qué te pareció el artículo y acerca de qué quieres que escriba o ahonde.
¡Hasta el próximo mensaje!




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